María era una joven judía que vivía en Nazaret. Era bondadosa y humilde. Estaba siempre alegre, cumplía con sus obligaciones y oraba al Señor.
Dios la escogió de entre todas las mujeres para ser madre de Jesús. María confió en Dios y asumió el reto con valentía.
Es también nuestra madre, porque nos acompaña y nos cuida con ternura. Por eso, los cristianos nos ponemos bajo su protección y acudimos a ella en los momentos difíciles.
La oración preferida es el Ave María, aquí os dejo una breve explicación de sus partes.