En la actualidad, muchas personas viven en países o territorios que están en guerra o sufren violencia por razones políticas, religiosas o ideológicas.
Los cristianos debemos dirigir nuestra energía a solucionar estas situaciones, siguiendo el ejemplo de Jesús, para esto es necesario aceptar las diferencias y desarrollar la capacidad de escuchar, respetar y valorar a los demás.
Jesús fue una persona pacífica. Durante toda su vida evitó la violencia y prácticó la paz con sus palabras y con sus obras.
Este relato nos enseña cómo podemos construir la paz ayudando a las personas, con independencia de su religión o su cultura.
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