Dios había hecho la promesa de salvación a los patriarcas pero para recordarla eligió a los profetas.
El último profeta fue Juan el Bautista.
Dios eligió a María para ser la Madre de su Hijo y poder cumplir su promesa al Pueblo de Israel.
María esperó en silencio y con esperanza el nacimiento de su Hijo Jesús. Ella representa la paciencia.
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